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sábado, 9 de febrero de 2008

OTRA VEZ LOS JUECES

El Tribunal Supremo ampara a las empresas en los despidos de sus trabajadores que se dan de baja por enfermedad mediante una sentencia que crea jurisprudencia.

Asistimos a una espiral de injusticias judiciales, a mi entender, con transfondo ideológico-pragmático que asume los objetivos y los intereses empreserariales como un bien a conservar en detrimento de los derechos conquistados, y nunca otorgados, de los trabajadores que son los ciudadanos en general.

Cuando un trabajador cae enfermo, estamos hablando de una circunstancia inherente al ser humano. Nadie puede decidir cuándo un virus o agente patógeno debe atacar su sistema inmunitario. Digo esto porque a algunos se le olvidan que los trabajadores son seres vivos y, en este caso, seres humanos.

La esencia de la reforma laboral de 1998 era la de avanzar en esta dirección: humanizar la casuística de las bajas laborales. Con esta sentencia ¿Qué pasará cuando un trabajador con un contrato de seis meses o menos se ponga enfermo? ¿Qué ocurrirá cuando un trabajador tenga un accidente laboral? ¿Qué tipo de sociedad del siglo XXI habrá cuando disponga de un sistema laboral de finales del siglo XIX y principios del XX?

“La situación de incapacidad para el trabajo” que la sentencia reafirma en favor de la empresa es un claro ejemplo discriminatorio para el trabajador. Las empresas, los contratadores, deben prever y planificar este tipo de situaciones en favor de una relación humana entre la empresa y el trabajador, y por consiguiente, con la sociedad, si quieren ser bien recibidos socialmente.

Una vez más son los jueces y “su Justicia” quienes se equivocan de dirección dando alas a las empresas y empresarios sin escrúpulos. Los trabajadores somos todos los ciudadanos por lo que no debemos callarnos. Martin Luther King dijo una vez: “No pedimos que nos querais. Sólo pedimos que dejeis de fastidiarnos”.

Los ciudadanos estamos hartos, muy hartos, de las injusticias judiciales.

Fuente: Individuo

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