Después de la Gran Recesión, los países se han quedado con déficits sin precedentes en tiempos de paz y con preocupaciones crecientes por sus deudas nacionales, que van en aumento. En muchos países lo anterior está conduciendo a una nueva ronda de austeridad -políticas que con seguridad producirán una economía nacional y global menos dinámica y una desaceleración sustancial en el ritmo de la recuperación-. Aquellos que esperan que los déficits se reduzcan significativamente quedarán profundamente decepcionados porque la desaceleración económica presionará a la baja los ingresos fiscales y aumentará las demandas de seguro de desempleo y otros beneficios sociales.
Fuente: ElPaís.com
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